¿Qué es 48 Días Provida?

48 Días Provida es un movimiento provida y profético formado por laicos responsables que quieren servir a la Santa Madre Iglesia,  por medio de la oración, formación y acción en favor de la vida de los seres humanos más inocentes: los concebidos.

 

Objeto:

 

Tiene como objeto ser un movimiento que ora, forma y actúa por la vida en todos los lugares donde sea necesario dado el uso irresponsable de la sexualidad, por medio del testimonio y servicio provida.

 

Labor Provida... ¿Por qué no hay muchos grupos ya enfocados a esto?

 

Sabemos que el aborto provocado está venciendo a México, porque es el país de la vida donde se apareció la Virgen María bajo una advocación en la que está embarazada y a punto de dar a luz; donde no sólo se apareció sino que se quedó habitando en Su Casa del Tepeyac, pues es aquí donde está la impronta del Señorío Divino y por ello se requieren no uno sino varios esfuerzos de muchas personas. 

 

Nuestra Señora De Guadalupe (Reina de los Cielos y Tierra) ha elegido a Méjico como Su Nación y aquí vive ella esperando ser honrada siempre como la Madre del Verdadero Dios por quien se vive; por eso como apostolado y movimiento provida nuestra meta es que la despenalización del aborto caiga y se proteja la vida desde su inicio: la concepción.

 

Al Santo que le encomendamos esta misión, es en santidad humana a San Juan Pablo II, quien profetizó con la homilía que a continuación compartimos, el mal que acarrea ahora a México; y en santidad divina a todos los viadores, pues esperamos que Jesús en ellos pida al Unísono: "no más abortos, se pierden vidas humanas y divinas", y que con ello venga para todos estos bebés una oportunidad de vivir en ella y buscar su vida divina en la tierra como en el cielo; pues sin duda esperamos que se haga la Divina Voluntad De Dios en el cielo como en la tierra, y el Reino del Amor tenga Su plenitud, para que se cumpla lo que dijo San Pablo: "en Cristo vivimos,  nos movemos y somos". (Hechos 17:28)  

 

Homilía de San Juan Pablo II

 

"Al concluir, quiero dirigir mi pensamiento hacia el Tepeyac, a Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la primera y de la nueva Evangelización de América. A ella encomiendo la Iglesia que peregrina en México y en el Continente americano, y le pido ardientemente que acompañe a sus hijos a entrar con fe y esperanza en el tercer milenio.

 

Bajo su cuidado maternal pongo a los jóvenes de esta Patria, así como la vida e inocencia de los niños, especialmente los que corren el peligro de no nacer. Confío a su amorosa protección la causa de la vida: ¡que ningún mexicano se atreva a vulnerar el don precioso y sagrado de la vida en el vientre materno!"

 

A su intercesión encomiendo a los pobres con sus necesidades y anhelos. Ante Ella, con su rostro mestizo, deposito los anhelos y esperanzas de los pueblos indígenas con su propia cultura que esperan alcanzar sus legítimas aspiraciones y el desarrollo al que tienen derecho. Le encomiendo igualmente a los afroamericanos. En sus manos pongo también a los trabajadores, empresarios y a todos los que con su actividad colaboran en el progreso de la sociedad actual.

 

¡Virgen Santísima! que, como el Beato Juan Diego*, podamos llevar en el camino de nuestra vida impresa tu imagen y anunciar la Buena Nueva de Cristo a todos los hombres."

 

San Juan Pablo II

 

Leer homilía completa: https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1999/documents/hf_jp-ii_hom_19990124_mexico-autodromo.html

 

*Actual San Juan Diego

Salvando vidas humanas, para formar vidas divinas.